domingo, 23 de marzo de 2014

Al que madruga para tirar un petardo, algun Dios lo ayuda!

Estaba disfrutando de un placentero viaje en avión por algún lugar probablemente inexistente cuando de pronto aparezco en medio de una ciudad en llamas en pleno bombardeo. Explosiones, metralletas y disparos por todos lados. La gente, presa del pánico corre sin rumbo buscando donde refugiarse. Los edificios se derrumban. Los estruendos son mas fuertes y mas cercanos que antes. Suena demasiado real, algo no encaja en mi subconsciente y despierto. Los estruendos son reales, pero no hay ninguna ciudad en llamas. Que c/%#/$ pasa ahí afuera? no entiendo nada. Manoteo el celular y me fijo la hora. Son las 5.40 am y afuera pareciera están en guerra. En eso escucho que alguien camina por la casa, son los padres de mi amigo que se levantan y bajan rápidamente las escaleras gritando cosas que no logro entender pero que no sonaban como un “salvese quien pueda!”. Unos minutos después los petardos explotan en nuestro patio. El estruendo y los disparos continúan por un lapso de 10 minutos mientras yo sigo anonadado y sin poder creer que todo el pueblo se levanto a las 5 de la mañana para encender petardos. Luego volvio la calma, interrumpida cada 10 minutos por algún perezoso que no llego a levantarse a tiempo y enciende su metralleta tardía,logrando desvelarme una vez mas cuando estaba retornando a mi vuelo.

Por la mañana, medio confundido y sin saber si realmente había sucedido o todo había sido un sueño pregunte que había acontecido en la madrugada. La respuesta fue muy simple, había comenzado la primavera y habia que celebrar. Feliz primavera china!

Mi pequeña odisea de año nuevo chino

Hace días que el paisaje urbano había comenzado a transformarse y agitarse lentamente. Había mas movimiento en las calles, un movimiento distinto del habitual. Con el pasar de los días, y con el estruendo de petardos y baterías a cualquier hora del día en aumento, comenzaba a verse en las veredas una imagen similar a lo que se podría calificarse como una mudanza masiva. Gente que partía, gente que arribaba. Por las tardes se podia uno encontrar con montones de personas, familias enteras en la vereda con sus bolsones plásticos, bolsas de comida y hasta los acolchados esperando a que los pasen a buscar para comenzar el viaje de regreso a casa para celebrar en familia el año nuevo. Combis, autos, camionetitas y carros destartalados cargados cual familia argenta que se va de vacaciones a la costa por dos semanas y por las dudas se lleva media casa consigo.

Finalmente me toco partir a mi. Mi amigo me habia invitado a pasar el año nuevo con su familia en su pueblo natal. Era la primera vez que celebraria el año nuevo chino, y nada menos que en China, por lo que estaba muy entusiasmado de vivir con ellos la fiesta mas importante. Aunque tal vez lo que mas me entusiasmaba (y dirán que estoy loco) era la idea del viaje hasta el pueblo de mi amigo y evidenciar lo que tantas veces habia visto en imágenes y vídeos en internet o escuchado en boca de terceros: la mayor migración humana del mundo que año tras año se supera en numero de viajantes. Pero la realidad fue un poco distinta a las imágenes que tenia en mi cabeza. Sucede que nos hallabamos en una ciudad relativamente cerca a su pueblo, por lo que el viaje no iba a ser muy largo. Por otro lado, el pueblo de mi amigo se encuentra en una pequeña isla llamada ubicada en el archipiélago de Zhoushan por lo que no abordaríamos ningún tren; El viaje seria en ferry y el trayecto seria de dos horas y media (Partiamos desde Zhoushan). De todas formas, con el entusiasmo que tenia, el viaje fue una aventura igual.

Así que empacamos nuestras cosas, nos cargamos las mochilas al hombro y partimos. Debíamos tomar un colectivo hasta el puerto para abordar el ferry. Después de esperar 20 minutos y cuando pensamos que ya no pasaría apareció el bendito numero 16...lleno! tuvimos que entrar por la puerta de atrás ya que adelante no entraba nadie mas. Luego de algunos empujones y poniendo a prueba nuestra destreza para la contorsión y el tetris subimos al colectivo con nuestro equipaje (3 mochilas, 2 bolsas y una valija).

El colectivo no parecería estar tan tan lleno si no fuera por el hecho de que todos iban hacia el puerto para abordar el ferry de vuelta a sus casas. Y por consiguiente, todos (sin excepción) cargaban al menos una valija o bolso (o bolsón, o caja echa pedazos, o bolsa de consorcio o cualquier recipiente que sirva para cargar cosas) con las cargas que uno menos esperaría ver en un colectivo; como un balde con huevos de codorniz, un bolsón lleno de lechugas, arroceras y manojos de pescados secos entre otros.

Una vez adentro, y aplastado contra la puerta trasera, no podía hacer otra cosa que mirar por la ventana. El paisaje urbano y el camino por el que íbamos era el mismo que uno puede ver en varias ciudades de China en plena transformacion y expansion, donde surjen nuevos barrios residenciales, autopistas, hospitales y toda la infraestructura que uno pueda imaginar de la noche a la mañana. Y nosotros íbamos precisamente de una de estas ciudades, hacia el extremo de la isla donde estaba el puerto. Avenidas que se transforman en calles y luego en pasillos laberínticos que, zigzagueantes, se abren paso por el medio de distintos poblados y por donde circulan y deambulan transeúntes, vendedores ambulantes, bicis, motos, bicimotos, triciclos a pedal y a motor, carros, autos, camionetas y colectivos. Todos haciendo sonar sus respectivas bocinas al unísono.

Y allí iba yo, en medio de tanto chino que me miraba con asombro como bicho raro, aferrado al pasamanos y tratando de amortiguar los golpes y sacudidas del bondi que se iba abriendo paso con su potente bocina que pedía a gritos un descanso. El paisaje se iba transformando. Parecia que nos adentramos en la montaña. La única calle de material es por la que iba el colectivo, y atraviesa poblados de casas con paredes de piedra y techos de tejas negras, campos sembrados y arados a mano. Se pueden ver algún que otro chino recolectando verduras en cubos de madera. Mas allá, una autopista quiebra el paisaje agreste, y del otro lado ya se ven algunos edificios. Entramos luego en un pueblo ya mas grande, con mas casas de material y algún edificio. Las pocas casas de piedra y barro con techos de tejas negras que quedan conviven rodeadas por sus sembrados al lado de nuevos complejos habitacionales, con modernos edificios, impecables canteros y paneles solares en tus techos aterrazados. Vamos por la calle principal (la misma que primero era avenida, después pasillo y ahora nuevamente calle principal). Los vehículos se multiplican, las calles parecen no tener sentido de circulación. Autos, motos y carros se cruzan en todas direcciones. El bondi sigue su camino en medio de bocinazos y frenadas que en mas de una oportunidad casi sacan a un pasajero volando por la ventana. Pero a nadie parece molestarle, ni los ruidos ni las frenadas. Por un momento el trafico se frena, culpa de un conductor que decidió atravesar la calle de lado a lado con su vehículo para maniobrar tranquilo, al mismo tiempo que se fuma un pucho y ladra por su celular (ameritaba un correctivo como el que presencié, incrédulo, hace un par de semanas cuando tome un taxi que decidió detenerse en la mitad de la calle parando por completo el trafico, entre el cual había un patrullero que se acerco a los gritos y sin mediar palabra le encajo al relajado chofer un sopapo! pero ahora no viene al caso).

Al rato, a la melódica bocina del colectivo se le suma el coro de niños que viajan en el fondo del colectivo y decidieron ponerse a cantar a grito pelado, ajenos a lo que transcurre al rededor, como todos menos yo que trato de retener en mi memoria la mayor cantidad de detalles.

Llegando al puerto aparecen algunas fabricas de piezas náuticas y un astillero. Dejo pasar a un señor que antes de bajar me regala una escupida, en el piso del colectivo, claro.

La sala de espera para abordar esta llena, aunque no se parece en nada a las multitudes que pueden haber en una estación de tren en este momento. Eso si, el momento de abordar es igual que siempre, a lo chino. Todos juntos y rápido. A los empujones, cada uno  cargando sus bolsones. No vaya a ser que se quede sin lugar, aunque todos tenemos asiento y están numerados...no importa, hay que correr. Una vez adentro empieza el alboroto y los gritos entre pasajeros que quieren pasar por encima de otros o de sus bolsos que al no haber lugar para ponerlo comienzan a invadir los pasillos complicando el transito a bordo. Lo mismo sucede al descenso. El ferry ni siquiera había ingresado a la zona portuaria, de hecho todavía estábamos acercandonos a la isla, pero ya todos los chinos estaban abarrotados en los pasillos esperando para bajar, no vaya a ser que no lleguen a tiempo y se queden en el barco cuando vuelva a zarpar. En consecuencia, ahora estamos todos parados, inmoviles y apretados, con nuestros bolsos a cuestas y en el mismo orden en que estabamos sentados...le pregunto a mi amigo por que tal desesperacion pero no sabe explicarme. Yo no solo ya no me sorprendo (después de todo ya lo vivi en trenes, aviones, subtes y colectivos), sino que me encuentro ahi tambien, parado entre el monton. Y aunque a veces me queje, se que después lo voy a extrañar.

Y así transcurrió mi mini odisea de viaje para el año nuevo chino. No fue la aventura que esperaba, pero aun así tuvo sus momentos de asombro e inmersión cultural. Ahora, la previa a los festejos de año nuevo. Lo primero que vi al llegar a la casa de mi amigo fue una gran caja llena de baterías y tortas de petardos colorados. Al lado, la mesa con los palitos y los cuencos listos para ser usados. La madre prepara la cena en la cocina. El padre me pregunta si me gusta la carne de perro mientras saca un pedazo del freezer para mostrarme y decirme que me va a cocinar con ella un manjar! 马年快到了!

viernes, 5 de julio de 2013

桂林山水甲天下 - "Las montañas y los rios de Guilin, los mas lindos bajo el cielo"

Yangshuo de noche
Volvíamos de un increíble viaje por el sudeste Asiático donde habíamos recorrido parte de Malasia y Tailandia. Ese viaje duro alrededor de un mes, y regresamos a China por el sur vía Guangzhou. Aun nos quedaban unas semanas antes de comenzar las clases pero por distintos compromisos y planes solo teníamos unos días para recorrer un poco del sur antes de volvernos hacia el para ese entonces ya menos frío norte. La verdad es que no estaba en nuestros planes viajar por el sur en ese momento, todo surgió de repente en lo que duro el vuelo de Bangkok a Guangzhou. Agarramos el mapa y vimos que estábamos tan cerca de tantos destinos tan fantásticos que bien valía la pena adentrarse un poco en ellos, aunque solo fuera por unos días. Finalmente decidimos recorrer Guangzhou unos días, luego cruzarnos a Hong Kong para luego volver a Guangzhou y de allí tomar un tren hacia Guilin.
Guilin es una ciudad famosa por sus increíbles paisajes donde abundan los ríos y las montañas de karsticas cubiertos por esas nubes bajas que le dan ese no se que que  los convierte en imágenes de película. Guilin es una ciudad muy pintoresca. Hay varios parques y templos muy bonitos y dignos de ser visitados y, claro, rodeada a la distancia por esas montañas tan geniales que salen como chichones de la planicie mas plana.
Ahora, donde realmente uno deja de sentirse rodeado de montañas y pasa a estar literalmente dentro de las montañas, es en Yangshuo, una ciudad bastante mas pequeña y que se encuentra a 60km de Guilin, metida en las montañas, rodeada por los ríos Yulong y Lijiang. Para llegar a Yangshuo hicimos un tramo en balsa por el río y luego completamos el viaje por carretera. Es un viaje que por mas turístico que sea uno se siente en otro mundo, rodeado de las mas absoluta naturaleza, es simplemente fantástico. No son pocos los artistas que a lo largo de la historia han retratado estos escenarios en sus pinturas y captado su belleza para expresarla luego a través de su poesía.
Si bien es una ciudad Yangshuo muy turística (en realidad lo son las 3 cuadras céntricas donde se ubican todos los hostels, hoteles y restaurantes y por ende todos los turistas, ya sean chinos o extranjeros) lo bueno es que uno puede alquilarse una bici y alejarse de esta siguiendo los cursos de los ríos y ahí si uno se adentra nuevamente en un mundo totalmente distinto, con paisajes alucinantes y pueblitos que parecen quedados en el tiempo, con sus construcciones hechas de ladrillo de barro y arroz glutinoso, sus callecitas de tierra. Donde los locales aran la tierra con bueyes, cosechan a mano y se protegen del sol con los sombreros que todos conocemos. Es como si a medida que se adentra  en el campo uno fuera retrocediendo en el tiempo. Simplemente genial. Así que si alguno tenia pensado visitar Guilin y Yangshuo, por favor, no dejen de alquilar una bici y tomarse unos días para adentrarse en los alrededores! Se van a encontrar con paisajes como estos: (yo se que son muchas fotos, pero hay cosas que no puedo dejar de mostrar! prefiero escribir menos y mostrar mas!)

La ciudad de Guilin desde un templo elevado.
Parque en el centro de Guilin.
Pagodas del sol y de la luna, Guilin.
La cueva de la flauta, otra de las atracciones de Guilin.
Guilin Wangcheng city.


Alejándonos de Yangshuo en bici.

Rio Lijiang, Yangshuo.












Los locales pescan con cormoranes.





Ahi adentro hay un bebe!!





La escuela!

El puente del dragon, construido durante la dinastia Ming(1368–1644)





miércoles, 3 de julio de 2013

Imagenes de la China cotidiana. 生活在中国。

Recientemente me preguntaron como era la vida diaria en una ciudad como Changchun, que había para hacer. La verdad es que uno suele decir que en Changchun no hay mucho para hacer o ver. De hecho, si uno busca en las guías de turismo solo va a encontrar algo sobre el palacio de Pu’Yi (el ultimo emperador, al cual le dedique uno de los primeros posteos) y algo sobre Changbaishan y su increíble Lago Celestial. Y punto, ahí se termino Changchun. Pero habiendo pasado allí un tiempo, les puedo asegurar que hay mucho mas para ver y recorrer de lo que uno se imagina. Si, es cierto, no me refiero a lugares de interés turístico, a paisajes deslumbrantes, templos milenarios o costumbres exorbitantes. Me refiero a cuestiones de la vida diaria de la gente en china, cuestiones que uno llega a observar quizá solamente cuando no esta de paso y tiene tiempo para simplemente andar, sin buscar nada en especial, solo observar.
Me refiero a todas aquellas cosas que uno observa paseando por parques y plazas publicas, en las calles o simplemente andando por el por el barrio. Se sorprenderán de saber todo lo que sucede en estos sitios en china eun un dia cualquiera. Hablo de los hombres y mujeres que se reúnen por las tardes a bailar en parejas, o a preparar grandes coreografías. De la gente mayor reunida bajo los arboles jugando al mahjiang, al ajedrez chino, o a las cartas. De aquellos que se adentran mas en los bosques a practicar taichi en solitario. De los viejitos que se sientan todas las mañanas a orillas de los lagos o a un costado de los parques a remontar su barrilete en lo que pareciera ser una competencia no declarada para ver quien tiene el barrilete mas grande y el carrete con el hilo mas largo. De los otros tantos haciendo actividad física, caminando hacia adelante, y hacia atrás. De los que se juntan a cantar, con bombos y platillos y se hacen escuchar desde largas distancias. De los que salen a cortejar y llevan a sus pretendientes a dar una vuelta en los botes por el lago. Hablo de los que salen a caligrafiar, y se los puede observar decorando los suelos con su perfecta caligrafía practicada por años, dejando en ellos su huella invisible, que desaparece tan pronto como se seca el agua que utilizan por tinta. De los que inspirados por el paisaje, siempre cuidado y armonioso, se sientan a retratarlo. Son un sinfín de actividades las que se pueden observar un día corriente en un lugar corriente, en una ciudad corriente como Changchun. Y no solo observar, sino que también participar se puede. Mas de una vez nos han invitado a participar de una actividad cuando nos veían mirar con interés. Es así que hemos cantado y bailado. Hemos remontado barriletes, reboleado látigos, jugado a las plumas y mucho mas.
Pero como dije, no solo se trata de la vida en los parques. En la calle uno es testigo de cosas que a veces lo sorprenden y otras tantas no entiende. Como una persona cortándose el pelo en medio de la vereda, o toparse de golpe con que la vereda se encuentra interrumpida por miles de picantes secandose al sol. Otra imagen que se repite cuando se avecina el frío es el de una especie de apio gigante que usan mucho para hacer sopa y que se ve que soporta bien el frio por lo que cuando este se asoma empieza a verse por todas partes. Veredas, techos, terrazas, muros enteros todos cubiertos.
Podría extenderme mucho mas pero como se dice, una imagen vale mas que mil palabras. Así que mejor que vean por ustedes mismos. Algunas imágenes corresponden a otras ciudades, pero son cosas que también suceden en Changchun, como en cualquier otra ciudad de China.

Picantes secándose al sol en la entrada de un restaurante.


Botes en el lago del parque Nanhu al atardecer.

Preparandose para remontar.

Ahora si!

Nunca me acuerdo el nombre de estos, son como apios gigantes, aparecen por todos lados!

Durante un tiempo con vivi tomamos clases de caligrafia...fue un tiempo corto!

Se acuerdan del diabolo bronco?

si si, no pude con mi niño interior y me compre un barrilete


Lo que ven son cientos de personas reunidas en una plaza jugando a las cartas un domingo a la tarde.


Escribite algo.

Rebajamelo un poco nomas, pero no mucho.


Por el movimiento no se ve, pero le estan pegando al cosito ese con plumas.


Bailando.

Concentrado, practicando kung fu.

Otros descansan...con las piernas colgando.

Enseñando artes marciales.

Le dolía la espalda.

Jugando.


Reboleando las cadenas.

No era tan fácil como parece.

Mahjong!

El lago de nanhu. Si prestan atencion abajo se ven las flores de loto.

Barrileteando con los muchachos.

No es lo que parece, esta juntando hierbas!

Este también,

 


No sabiamos que era ese tumulto.
Estaban cantando! con director y todo!
Pintate algo.



Ajedrez chino.

Bailando en la plaza.


Este tenia un pulso barbaro.


Nunca hace demasiado frío para el trompo.

Carreras en el hielo.